Hay un algo dentro de cada uno de nosotros que, más allá de todas las diferencias de cualquier índole, nos trasciende, nos unifica y hace que nos conmovamos ante las mismas cosas. Es la piedra filosofal que todo el mundo anda buscando desde tiempos inmemoriales. La llave que abre todas las puertas. El botón que, una vez accionado, nos emociona de manera formidable y nos lleva a querer cambiar para mejor.
Ese algo tiene la rara y paradójica cualidad de que siendo común a todos, nos hace sentir diferentes, especiales, inspirados y atrevidos, valientes. Como dioses. Un algo que es el santo grial que persiguen los publicistas como mejor atajo para llegar al corazón del cliente y convencerlo, sin necesidad de mayores razones y argumentos, de que adquiera aquello que se le propone porque le impacta emocionalmente al reconocerlo de algún modo como propio y, además, como lo mejor para sí mismo.
Estamos hablando de todo aquello que toca algo esencial en nosotros, a ese algo que es nuestra alma y que nos conmueve y emociona, que nos hace sentir bien. Estamos hablando, sencillamente de más que un producto o servicio determinado. Estamos hablando de la VERDAD.
Esa capacidad innata del alma el reconocer la verdad, inconscientemente asociada a la bondad y a la belleza, es algo que nos causa placer y es común a todos. De ahí que las empresas y las marcas con una identidad bien definida, con una visión clara del valor individual y social que tienen su servicios o productos, con unos principios claramente definidos y universales, apasionadas por ofrecer calidad y algo que mejore la vida de los demás, son las llamadas al éxito en este tercer milenio.
Por eso en Briefing Jane somos una agencia de la nueva era digital sin perder de vista lo importante, lo esencial. Ponemos el alma en lo que hacemos, damos vida a proyectos comprometidos con la verdad y con vocación irrenunciable de hacer algo sinceramente bueno para sus clientes. Reanimamos a “moribundos” empresariales tocando su alma y entregándosela al mundo para que, libre y soberanamente, se emocione y la acepte como cosa propia.
Nuestra especialidad y nuestro mayor don es, más que tecnológico, moral: despertar almas empresariales y tocar el alma del mercado.
Porque el alma es la verdad que nos conmueve y unifica a todos… Y el camino más cierto y seguro para alcanzar el corazón y aprecio del consumidor.