Puede que nunca hayas oído hablar del concepto del «Branding» o puede que lo hayas escuchado sin prestarle demasiada atención. Sea como sea nosotros te facilitamos la definición:
Branding es un anglicismo empleado en mercadotecnia que hace referencia al proceso de hacer y construir una marca (en inglés, brand equity) mediante la administración estratégica del conjunto total de activos vinculados en forma directa o indirecta al nombre y/o símbolo (logotipo) que identifican a la marca influyendo en el valor de la marca, tanto para el cliente como para la empresa propietaria de la marca.
Dicho de otra forma, es la imagen de marca que vamos a proyectar, la sensación que vamos a causar en el cliente o los sentimientos que vamos a despertar en un comprador cuando vea información sobre nosotros.
Hoy queremos quedarnos con el plano más psicológico, el emocional, el lado que se va a despertar en un cliente cuando tenga varios productos a su alcance y tenga que decantarse por uno, ese lado que hará que se decante por nuestro producto o por otro.
No se trata de la calidad, se trata de sentir.
Cuando esperamos que salga al mercado ese dispositivo del que tanto tiempo llevamos enamorados o ese coche que desde niños hemos soñado con poder comprar, no estamos evaluando su calidad, aunque pensemos que si. Estamos haciendo algo mucho más grande, estamos imaginando como seria nuestra vida con esos elementos en nuestro poder.
Pensadlo 2 veces, al hablar de ciertas marcas de coches de lujo (por poner un ejemplo), no estamos hablando de eficiencia, ni de seguridad, ni de consumo, ni de dureza, ni de nada que en la vida real nos sirva, no, estamos hablando de que si lo comprásemos, lo poseeríamos, sin más. «Me he comprado un Lamborghini Aventador». Esa frase, ese erizar del cabello y acelerar de nuestro ritmo cardíaco, ese lienzo de nosotros mismos entrando en el superdeportivo, que tan solo imaginarla se tiñe en tonos dorados entre épicos y fantásticos, como si estuviese salido directamente de un anuncio de colonias, es lo que nos importa. Ese momento, esa sensación. El branding trata acerca de esto.
Estamos de acuerdo, a lo mejor no es eso lo que queremos sentir, no todo van a ser lujos y desenfado, pero si queremos transmitir la dureza de nuestra marca, la seguridad, la confianza, la alegría para el bolsillo o el descanso para el consumidor, seguimos hablando de lo mismo, de sensaciones. «No hay mejor cliente que un cliente satisfecho», ya sabemos que sí, sí que lo hay. Un cliente motivado, orgulloso, emocionado. Un cliente que se pueda identificar con nuestra marca y que no acuda a nosotros por que quiera un servicio, si no por que quiere hablar con nosotros, quiere que le vendamos algo.
No puede ser oro todo lo que reluce.
Así de fácil como lo cuento podría ser, aunque os parezca una locura el hecho de que un cliente venga a nosotros por el simple hecho de gastar su dinero. a que le vendamos, sin que necesite nada ¿pero esto no es lo que todos hacemos al entrar en tiendas a «ojear»?
Las necesidades básicas del ser humano quedaron cubiertas desde que el estado del bienestar comenzó a existir (excluyendo excepciones, claro), hoy en día nuestras necesidades, las necesidades del comprador, no son las de sobrevivir, son las de sentirse bien con lo que compra, y lo que compra será lo que se le ha motivado a comprar. Esto es básico, por eso miremos hacia donde miremos veremos grandes anuncios diciendo que compremos cosas que no necesitamos. Seguro que todos habéis pensado que toda la tecnología que tenéis alrededor no la necesitabais cuando la visteis por primera vez: Pantallas más planas y grandes que no necesariamente se verán mejor, cosas como teléfonos móviles pero más grandes que ni llaman ni tienen acceso permanente a Internet, ordenadores portátiles que no sacamos de casa y que son más endebles y menos potentes, coches que tienen menos vida útil pero más espacio para música… y un larguísimo etc.
No es oro todo lo que reluce, por supuesto que no, el branding es algo que hay que tener en cuenta en cada movimiento de la empresa, sobre todo de cara al público o en redes sociales. Cuesta dinero, esfuerzo y ayuda profesional llegar a satisfacer estas necesidades emocionales, pero es algo que hay que perseguir, por que una vez conseguido solo hay que mantenerlo, y esta será la base diferenciadora que nunca podrá ser plagiada ni imitada, por mucho que se intente, siempre habrán detalles diferenciadores y el consumidor lo sabe.
Ahora que sé que es Branding ¿Que debo hacer?.
Lo primero que hay que hacer es «madurar», preguntarnos a nosotros mismos quienes somos y en que punto estamos y sobre todo que queremos ofrecer, de que forma y a hacia donde queremos viajar. Tenemos que crear nuestro enfoque.
Una vez nos conocemos como empresa, tenemos que saber que necesidades vamos a satisfacer en nuestros consumidores, pero sin pensar en ellos como meros compradores. No nos interesa que compren un reloj, o productos cárnicos o un anoche en un hotel, nos interesa que se sientan igual de elegantes que la gente que tiene nuestros relojes, que sepan con seguridad que no van a tener ningún problema de salud y que no habrá mejor sabor de boca que el que tendrán consumiendo nuestras carnes o que cuando crucen la puerta de entrada de una de las habitaciones de cualquiera de nuestros hoteles, van a sentirse como en su segunda casa, van a encontrar las cosas que siempre utilizan en la habitación y que la cama será igual de cómoda que cuando durmieron en otra de la cadena.
Como personas que son, nuestro objetivo para mejorar el branding empresarial será el de conocer sus intereses, anhelos, gustos, ideas, sensaciones… cualquier cosa que nos ayude a atender sus preferencias y a labrar nuestro mensaje. Debemos decirles lo que quieren oir, no lo que nosotros queremos que escuchen.
Crea un grupo, una imagen a rededor de tu marca lo suficientemente «chula» para que quieran estar dentro.
Una imagen dura, carismática, alegre, potente, virtuosa, normal, maternal, femenina, masculina… La que sea, pero que la gente quiera identificarse con ella. Hay muchas marcas en el mercado que han hecho que la gente quiera pertenecer a un grupo social como por ejemplo Harley Davidson, Apple o Starbucks. Vuelvo a repetir, no hay por que ser los mejores, eso simplemente es una percepción. El consumidor va a querer sentirse arropado, exclusivo, ingenioso, perteneciente a un grupo.
¿Recordáis esa historia que os hacia sentir únicos y diferentes? Contarle esa historia, que sea el protagonista, que la identifique con la marca.
A la hora de hacer publicidad, de hacer una charla, de atenderles, siempre que exista una comunicación, en cualquier momento deben sentirse así. El mejor modo de transmitir una emoción es a través de las historias, las mejores siempre permanecen en el recuerdo por eso ese será nuestra objetivo. Ser capaces de emocionar y hacerle sentir protagonista.
Vale, pero con los pies en la tierra, ¿como potencio mi imagen?.
Una vez que tenemos claro todo lo anterior os recomiendo lo siguiente:
- Tener un logo y nombre rompedor: Estas dos serán vuestras armas más utilizadas y expuestas, no os las toméis a la ligera en su constitución, sera vuestra cara en todas vuestras RRSS y en vuestros movimientos de marketing.
- Tipografía y colores: Esta sera la forma que tendrán todos vuestros mensajes, tanto visuales como escritos ya que el color también transmite información.
- Comunicación: Orienta muy bien a tus clientes, hazte necesario entre ellos, haz que te escuchen y que te crean. Se influyente.
A partir de estas tres cosas se construyen todas las demás: contar historias, gestionar blogs y estrategias de contenido, acciones de SEO…
Lo básico es saber quienes queremos ser para nuestros clientes y que queremos que nuestros clientes sientan al ver nuestra marca.
Para terminar os dejamos con éstas recomendaciones de la Cámara de Comercio de España para mejorar el branding y el engagement de nuestra empresa.
Esperamos haberles ayudado 😉
- Intenta que tu marca transmita cercanía a través de la proximidad con el consumidor, generando clima de confianza, siendo transparentes y con una buena atención off y on.
- Aprovecha las tendencias del entorno y adapta rápido dejando atrás a aquellas empresas con dificultad de adaptación.
- Ser crítico, creativo. Las marcas que el consumidor mejor acepta son reflexivas, marcas críticas, creativas y comprometidas
- El engagement surge cuando las empresas escuchan, valoran, toman en cuenta y son respetadas.
Actualmente en un entorno hiperconectado, donde el contenido lo puede generar el usuario sin necesidad de la marca, con herramientas de comunicación accesibles y con un perfil de cliente nuevo, ¿cuál puede ser el “must have to”(lo que debemos hacer) de las marcas?
- Proyectar actitud.
- No caer en monólogos comunicativos.
- Personalizar.
- Generar comunidad.
- Adaptarse.
- Honestidad.
- Fomentar la marca desde sus trabajadores.