Con el número de teléfonos móviles _dispositivo arriba, dispositivo abajo_ acercándose a pasos agigantados a la de ciudadanos en el mundo (es decir, a los 7.000 millones), el escenario donde se parte el bacalao de la economía mundial a la corta y a la larga está servido. Nace el concepto de E commerce.
Y por si alguno tiene todavía alguna duda de que la economía mundial será digital o no será, valga el reciente dato facilitado por la consultora eMarketer respecto al actual 2014. Sus cálculos sitúan las ventas por comercio electrónico (e commerce) en 1.500 billones (sí, con “b”) de dólares sólo para este año. Esa cantidad supone un incremento superior al 20% respecto al año anterior y no es más que la punta del gigantesco iceberg de dinero circulando por la red en los próximos años.
Siguiendo con los fríos números, ya prácticamente la cuarta parte (24%) de todas las ventas en España pasan por las cajas registradoras del E commerce. Según hacía público la Fundación Telefónica a principios de año, casi 25 millones de españoles (más del 71 %) de entre 16 y 74 años se conectaron a Internet durante 2013, 700.000 personas más que el año anterior.
Y de ellos, se sabe que 12 millones ya compran online, muchos de ellos a través de dispositivos móviles (smarphones y tablets), porque las marcas que se dirigen a sus clientes a través de sus terminales de uso diario suelen crear, el dato ya ha sido contrastado, lazos de confianza mucho más fuertes que por cualquier otro medio de comunicación.
La tendencia es tan imparable que la realidad no puede ser más obvia: Todas las empresas que no hagan un esfuerzo tecnológico de adaptación a los tiempos no sólo están perdiendo y se van a perder grandes oportunidades de negocio, sino que están apostando por su desaparición.
Y esto es así por motivos que tienen todo que ver con lo personal, ya que a los clientes digitales les gusta especialmente ser escuchados y atendidos en sus expectativas y aspiraciones por las marcas, al punto que el 63% de ellos adquiere más conciencia de marca (se fideliza con mayor fidelidad) con las empresas con presencia aplicaciones móviles o redes sociales. Es la tecnología puesta al servicio de la persona lo que triunfa y no a la inversa.
El poder de la relación directa de una marca con sus clientes de forma personalizada es tal que el 20 por ciento de ellos ha tomado una decisión de compra influido por la capacidad de aquellas marcas que, habiendo asumido el reto de los tiempos, han puesto a su disposición información relevante para el usuario en el momento y lugar en que más la necesitaba.
¿Dónde? En su smarphone, naturalmente.