Debido al espectacular auge de las nuevas tecnologías y el desarrollo vertiginoso del potencial de Internet, estamos en el umbral de un nuevo paradigma a todos los niveles, un mundo radicalmente diferente, con mapas por descubrir, nada controlable y muy poco predecible, las necesidades de cuyos pobladores deben ser satisfechas con nuevos planteamientos y nuevas soluciones.
Hoy, más que nunca, necesitamos nuevas ideas sobre las que construir nuestra realidad, porque la blogosfera no es más que el reflejo de la conciencia colectiva.
Es éste el tiempo de la Sociedad Red, globalizada en virtud de las nuevas formas de comunicarnos. El tiempo de la Era de la Colaboración masiva, donde la humanidad vive cambios a un ritmo frenético y maneja y comparte, en progresión geométrica, un descomunal volumen de información. Los consumi-dores se han convertido en prosumidores _productores y consumidores a la vez_ ya que con su activa presencia en redes sociales y foros participan activamente, a través de sus opiniones y demandas, en la creación de bienes y servicios.
Por su parte, los modelos de negocio se vuelven globales, más democráticos, transpa-rentes y participativos. Las fronteras se han vuelto difusas. Los estados, los gobiernos, permanentemente cuestionados. El monopolio y opacidad de las grandes empresas se ha vuelto discutible y tanto el ciudadanos como el cliente ha dejado de ser el eslabón final de la cadena para ser parte del proceso mismo de producción y mejora ya no de lo que pretende vendérsele, sino de lo que está dispuesto libremente a comprar.
Nunca, como ahora, fue tan fácil obtener información y opiniones. La conciencia tiende a ser social a través del boca a boca digital. A tan un sólo click, somos cada vez más los que tenemos a nuestra disposición la opinión de cualquier otro usuario, procedente de cualquier parte del orbe, acerca de las bondades o defectos de un bien o servicio que tengamos interés en adquirir.
Tal y como señala José Cabrera, “se está produciendo una auténtica revolución social centrada en la información; una revolución que está transformando nuestro modo de pensar, de producir, de consumir, de comerciar, de gestionar, de comunicar, de vivir, de morir, de hacer la guerra y de hacer el amor”.
Nada de lo que creíamos saber sirve ya. El mercado se ha hecho global. Los clientes ya no están solos y se han hecho fuertes en comunidades con intereses y valores compartidos. Las empresas, con sus obsoletas estructuras jerarquizadas de poder y con su forma demasiado lenta y tradicional de hacer las cosas han saltado por los aires.
A la par, el mundo laboral camina hacia la economía en nube. Más hacia la colaboración desde cualquier lugar que hacia la lucha fratricida en la oficina. En Briefing Jane somos un buen ejemplo de ello.
Todo ha cambiado tanto que la carrito de la compra es un simple icono del ordenador, de la tablet o del dispositivo móvil. La tienda, un espacio virtual interactivo, donde te sientes como en casa. Ya no basta la publicidad tradicional, ni resulta ganancia vender gato por liebre. Ya no vale todo.
En la Era de la Colaboración masiva, donde los nativos digitales, cada vez más numerosos, se mueven por la Red «como Pedro por su casa,» lo fácil, lo cómodo e inmediato es el rey. El espacio ya no es un lugar y el tiempo es siempre ahora.
La verdad y la honestidad son valores en alza dentro de la nueva empresa del XXI. El control y el poder no están en manos de uno o unos pocos, sino en manos de productores y prosumidores que, juntos y en colaboración, crean el mejor producto o servicio.
Al final, la calidad es el camino. La plena satisfacción del que compra es lo único que no ha cambiado. Lo único real.
En un mundo vertiginoso, no hay mayor certeza de éxito que aportar algo de valor a la comunidad.